miércoles, 24 de diciembre de 2008

martes, 16 de diciembre de 2008

Oraciones

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
Jesús. Señor Jesús.
Creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar y en cada uno de nosotros.
Te alabamos y te adoramos. Te damos gracias Señor, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del Cielo. Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor la salud de los enfermos.
Hoy te queremos presentar a todos los enfermos que están aquí, porque para ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y tu lo conoces.
Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos. Visítalos a través de tu Evangelio proclamado en la Santa Biblia, para que todos reconozcan
que tu estás vivo en tu Iglesia de hoy; y que se renueve su fe y su confianza en ti. Te lo suplicamos Jesús.
Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de los que sufre en su alma que están orando y viendo los testimonios de lo que Tú estás haciendo por tu Espíritu Renovador en elmundo entero. Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión.
Te lo pedimos Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre.
Sánalos Señor. Sánalos en su cuerpo, Sánalos en su corazón, Sánalos en su Alma.
Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos por intersección de María Santísima, tu Madre, la Virgen de los Dolores, la que estaba presente, de pie, cerca de la cruz.
La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos distes por madre. Tú nos has revelado que ya has tomado sobre ti todas nuestras dolencias y por tu santas llagas hemos sido curados.
Hoy, Señor, te presentamos en fe todos los enfermos que nos han pedido oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la salud.
Te pedimos por la gloria del Padre del Cielo, que sanes a los enfermos que van a leer este libro.
Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para la gloria de tu Nombre.
Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque tú eres Jesús. Tú eres el buen pastor y todos somos ovejas de tu rebaño. Estamos tan seguros de tu amor, que aún
antes de conocer el resultado de nuestra oración, en fe te decimos Jesús por lo que tu vas hacer en cada uno de ellos.
Gracias por los enfermos que tu estás sanando ahora, que tu estás visitando con tu misericordia.
Que lo cubras de tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de buen pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo.
¡Gloria y alabanza a ti, Señor. ¡

PETICIÓN

Señor derrama la efusión del Espíritu Santo sobre nosotros, por estos enfermos que te presento, que tu ya conoces, que conocías antes de haber nacido, que conoces sus penas, sus heridas, y dolencias.
Derrama tu amor sobre ellos, dándoles el descanso en el Espíritu, que nos sanes y nos purifiques, pero que no se haga nuestra voluntad sino la tuya,
porque dijiste que donde hay dos o tres o más en mi nombre allí estoy yo.
Reclamamos la presencia del Espíritu Santo, la luz de tu amor que derramas sobre los hombres. Te damos gracias por la que vas hacer, hiciste o estas
haciendo en este momento.
Señor Jesucristo, dijiste pedir y se os dará, llamar y se os abrirá. Que madre daría a su hijo una serpiente cuando le pidiera pez para comer, pues vosotros que sois malos y dais pez a vuestros hijos, que os daré yo que soy bueno y Santo cuando me pidáis el Espíritu Santo.
Derrama tu Espíritu sobre nosotros, dejando tu huella de amor en nuestros corazones. Gracia y Gloria al Señor. de amor. Sabemos que el amor hecha
fuera el temor. Pasa por su vida y sana su corazón.
Sabemos Señor que tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María nuestra Madre, ya que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y tu respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.
Cambia su corazón y darle un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, darle un corazón nuevo. Haz brotar, Señor, en este hermano-a los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz, la alegría.
Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda
saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo-a junto a su familia, junto a sus hermanos.
Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida, te damos gracias de todo corazón porque tu nos sanas, porque tu nos liberas, porque
tu rompes las cadenas y nos das la libertad.
Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios. Te damos gracias, Señor, que siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque tú eres Jesús. Tú eres el buen pastor y todos somos ovejas de tu rebaño.
Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra oración, en fe te decimos Gracias, Jesús por lo que tu vas hacer en cada uno
de ellos.
Gracias por los enfermos que tu estás sanando ahora, que tu estás visitando con tu misericordia.
Gracias Jesús. Por lo que tu vas hacer a través de esta oración. Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas. Que lo cubras de tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de buen pastor hable a los corazones de tantos enfermos
que van a leerlo. ¡Gloria y alabanza a ti, Señor. ¡

ORACIÓN DE SANACIÓN DE RECUERDOS (P. Tardif)


Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús.
Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo-a. Tú lo-a conoces por su nombre. Te lo-a presento Señor para que lo pongas en tus ojos de Padre amoroso en su vida.
Tú conoce su corazón y conoces las heridas de su historia. Tú conoces todo
lo que el ha querido hacer y no ha hecho. Conoces también lo que hizo o le
hicieron lastimándolo. Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.
Conoces los traumas y complejos de su vida.
Hoy Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo,
derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano-a para que el calor de tu amor sanador penetre en lo más íntimo de su corazón.
Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sana a este hermano. Padre. Entra en su corazón, Señor, como entraste en aquella casa
donde estaban los discípulos llenos de miedo. Tú que apareciste en medio de ellos y le dijiste: "Paz a vosotros".
Entra en este corazón y darle tu paz. Llénalo de amor. Sabemos que el amor hecha fuera el temor. Pasa por su vida y sana su corazón. Sabemos Señor que
tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María nuestra Madre, ya que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y tu
respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.
Cambia su corazón y darle un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, darle un corazón nuevo. Haz brotar, Señor, en este
hermano-a los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz, la alegría.
Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda
saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo-a, junto a su familia, junto a sus hermanos.
Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida, te damos gracias de todo corazón porque tu nos sanas, porque tu nos liberas, porque
tu rompes las cadenas y nos das la libertad.
Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios.
Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones. ¡Que grandes eres Señor! Bendito y alabado seas, Señor.

- Oh buen Pastor –

Señor no dejes que me pierda
úneme a tú rebaño, oh buen pastor
que los caminos hacia ti son abruptos
y soy un gran pecador.

En las fuentes y en los arroyos que bebí,
mi alma vacía se quedó
pero Tú, que vigilabas tu rebaño,
lo dejaste, y viniste hacia mí.

Me diste de beber agua viva,
aliento y calor no me faltó
mi corazón triste y perdido,
con tus cuidados de padre revivió.

Oh buen Pastor, un día tu rebaño abandoné más ahora quiero seguirte,
no deseo ser más la oveja perdida,
y menos con mis pecados herirte.

En los valles y en las montañas cuida de mí,
permíteme Señor Dios mío
que yo tus pasos, pueda seguir.

MUERTE

La enfermedad y la muerte
nos mueve a tristeza,
porque no confiamos en ti del todo
Señor de la gran riqueza.

La cara blanca del enfermo
nos asusta, y nos da pena,
pero no vemos la gloria para aquel
que, de Jesús tiene el alma llena.

Los años corren y la vida se nos va
nos damos cuenta cuando contemplamos un enfermo, y mientras esperamos en esta sala de espera ¿nos acordamos que nos juzgará el amor del Dios eterno?.

Tal y como tratemos al prójimo
así seremos tratados, el Señor solo nos pedirá cuentas de ese amor que no lo hallamos usado

Pidamos al Señor, que en nuestra muerte nos coja confesados y si antes caemos enfermos, que nuestra enfermedad
sirva para remedio de todos nuestros pecados.

Señor yo quiero seguirte ahora que puedo,
iluminando a los demás con tu luz
porque si estuviera en la cama y enfermo,
me tendrías que cuidar Tú.

Jesús no estaré solo cuando me muera
porque tú estarás conmigo,
tu Madre y mi ángel de la Guarda me librarán de las acechanzas del enemigo.
-
Señor danos una muerte santa
a todos los de la familia,
que de tu amor no nos despeguemos
y que hasta en el cielo, permanezca unida.

PIRINEO

Señor, cuanta belleza ocultan las montañas, árboles, pájaros, rios y cascadas,
¡que maravilloso es lo que Tú creaste!,
para que lo disfrutásemos con nuestras miradas.
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En el silencio de las cumbres,
en el agua de los lagos;
en el ruido de las cascadas,
vemos tus obras y te alabamos.
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Por las mañanas aire y frío nos acompañan,
y Tu nombre vamos invocando;
y vemos tanta maravilla,
que el corazón nos va rebosando.
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Nuestros labios te proclaman,
Rey y señor de nuestras almas;
nuestros cantos van sonando,
y hacen eco en las montañas.
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Río arriba, vamos subiendo,
dando saltos y jadeando;
mientras nuestros corazones palpitan,
para ti vamos cantando.
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Tumbados en la hierba,
y mirando hacia el cielo azul;
te damos gracias Señor,
porque todo lo has echo Tú.
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Al atardecer, en tu Iglesia,
te recibimos en comunión;
y dándote gracias por todo,
te pedimos por nuestra unión.
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También, te pedimos Señor,
por nuestro grupo de oración;
que aunque están lejos ahora,
los llevamos en el corazón.
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La oración de Conchita,
vuela, por aquí;
y junto con la nuestra,
la mandamos hacia Ti.
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Gracias Señor, por todo lo que nos has mostrado
y porque hemos llegado bien a casa;
Tú nos has protegido durante el camino,
porque nos amas sin esperar nada.

ORACION POR LA NOCHE

Me diste por nombre Angel
y no me merezco tenerlo,
pero con tu amor infinito
algún día llegaré a serlo.
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Quiéreme Señor jesús
no me olvides ni un momento,
que mi carne pecadora, es débil
y puede que no te deje contento.
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Yo te amo señor
y no se como demostrártelo,
pero mi corazón te dejo abierto
por si quieres comprobarlo.
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Lo limpié para Ti
después que se fue el sandalio,
y con tu ayuda, no entrará más
pecado alguno, ni mas agravio.
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Tengo sitio para los tres
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
pero también la Virgen Santísima
tiene cabida en mi cuarto.
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De un amor sincero
se llenó mi corazón,
y que no entre en mí otra cosa
que no proceda de Dios.
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Y si algún día yo pecara
y a Ti te echara fuera,
no permitas que el sandalio
ocupara tu litera.
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Las oraciones y alabanzas
que cada domingo te hacemos,
sirvan para que a nuestras almas
les alcance el gozo eterno.
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Haznos crecer en número
los que te alabamos y te queremos,
y que tu Madre Santísima
te alabe también en medio.
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Fermento y sal eres Tú
y queremos seguir tu ejemplo,
amásanos bien Señor
para que a otras almas, sirvamos de alimento.
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Que contento estoy contigo
por las gracias que me das,
que no me las quede para mí solo
sino también para los demás.
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Alegría inmensa tú me diste
calor y paz yo recibí,
mi alma quedó limpia de impureza
y toda rebosando de Tí.
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No permitas Señor que me enorgullezca
ni permitas que sea el primero,
mas bien que sea humilde
y en amarte que no sea el postrero.
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Acuérdate Señor de nosotros
y a mas de los que vengan,
en las Carmelitas comenzamos
a amarte sin reservas.
----------
Gracias Espíritu Divino
por mi vida y amor que te tengo,
ahora permite que duerma
y que no desvele mi sueño.
Angel

¿TE HAS IDO?

Nada mas que veo
males por doquier
muertes sin sentido,
¿Dónde está mi fe,
es que la he perdido?

Ya no te veo en los enfermos
ni en los pobres y afligidos,
ya no te veo a ti,
¿Es porque con ellos te has ido?

Me sentía bien,
confiando en mi mismo,
me fui alejando de ti,
sobrabas en mi camino.

Estabas lejos de mí
cuando te busqué
y no te encontraba
me sentí desfallecer y no te veía
¿Dónde estabas?

Tarde comprendí
que era yo el alejado
que dentro de mi corazón
estuviste siempre a mi lado.

Perdóname Señor, Dios mío,
porque siempre te he ofendido
el Amor se dejó clavar por mí
y al Amor no le he correspondido.

Quiero cambiar, Señor
y amar tu corazón herido,
dolerme por mi falta de fe
y no dejarte en el olvido.

Divina Luz de mi alma,
brilla cuando en mí halla oscuridad
disipa el pecado de mi vida,
y lléname de tu felicidad.

Ángel

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS

Santo Cristo de la Expiración, creemos que estás vivo y resucitado. Tu eres la plenitud de la vida. Tu eres la salud. Tú eres la salud de los enfermos. Tú eres la resurrección y la vida. Ten compasión de nosotros. Señor, bendícenos, y haz que podamos recobrar la salud, que crezca nuestra fe, y que nos abramos a las maravillas de tu amor, para que seamos también testimonio de tu poder y de tu compasión. Sánanos en el alma. Danos la vida, en abundancia. Te lo pedimos por la intercesión de María Santísima tu Madre, la Virgen del dolor que estaba presente, de pie, junto a tu cruz; que fue la primera en contemplar tus santas llagas, y a la que nos diste por madre. Hoy, Santo Cristo de Expiración, te presentamos con fe todos nuestros males y te pedimos que nos sanes completamente. Te pedimos para la gloria del padre del cielo, que sanes también los enfermos de nuestra familia y nuestros amigos. Haz que crezcan en la fe, en la esperanza y que recobren la salud para la gloria de tu nombre. Estamos tan seguros de tu amor, que antes de conocer el resultado de nuestra oración, te decimos con fe absoluta; Gracias, Santo Cristo de la Expiración, por todo aquello que has hecho y hará por nosotros y por cada uno de ellos. Gracias por los enfermos que estás sanando ahora, gracias por aquellos que estás visitando con tu misericordia.

Hoy Padre, te pedimos por el amor que tienes a tu hijo Jesucristo, que infundas sobre nosotros tu Espíritu Santo, para que el amor de tu amor salvífico penetre en lo más íntimo de de nuestro corazón. Tu que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sana aquí y ahora nuestra alma, nuestra mente, nuestra memoria y todo nuestro espíritu. Entra en nosotros, señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tu apareciste en medio de ellos y les dijiste: “paz a vosotros”. Entra en nuestro corazón y danos tu paz; llénanos de tu amor. Pasa por nuestra vida y sana nuestro corazón.

Sabemos, señor Jesús, que tú lo haces siempre cuando te lo pedimos; y hoy lo estamos pidiendo con María nuestra madre que estaba en las bodas de Caná, cuando no había más vino. Cambia nuestro corazón y danos un corazón generoso, un corazón afable, lleno de bondad, un corazón nuevo. Te agradecemos, Santo Cristo de la Expiración: porque nos sanas, porque nos liberas, porque rompes las cadenas de nuetras esclavitudes u nos das la verdadera libertad a los hijos de Dios. AMÉN.

lunes, 15 de diciembre de 2008

EL MILAGROSO SANTO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN





El Templo de Santo Domingo, en Cartagena, Capital del Departamento de Bolívar en Colombia, Suramérica, fué construído entre los añor 1578 y 1660, por los Frailes Dominicos.

El pirmer arquitecto fué Fray Esteban de Ovalles, luego Fray Gabriel Ramírez. Cuenta Fray Braulio de Herrera, prior del convento del mismo nombre, que habiendo llegado a esta ciudad de Cartagena, en 1753 encontró ya bien arraigada la devoción a Cristo en la agonía de la cruz, tal como hoy podemos apreciar.

Cuentan las crónicas que esta imagen fué tallada en uno de los aposoentos del convento por un artista que al desaparecer misteriosamente solo dejó la bella escultura que presenta a Jesús en los doleres de su agonía.

De allí el nombre de Cristo de la Expiración.